Un día el brasileño Dalton Ghetti, carpintero y artista, regaló a su amigo un lápiz que tenía grabado en la punta su nombre. Así empezó a punta de paciencia, creatividad y navajas convertir lápices en originales esculturas, todas sus esculturas en miniatura son de una sola pieza que fueron un éxito.
Vía Odd Stuff Magazine.
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