El pasado 13 de Agosto se celebró El Día Internacional del Zurdo. Y hubieron tres cosas que me motivaron a escribir esto. El último post de Omar Magrini, el tweet de Andrea y el recuerdo de que los zurdos a veces la pasan mal y son objeto de discriminación o mofa.
Recuerdo a un niño que en clase gramática miraba con temor y asombro como el reverendo Mulder ataba el brazo izquierdo de su compañero al pupitre para que; el flaco Ganoza que se aguantaba las lágrimas furioso; usara solo la mano derecha. !Esa es la mano del demonio!, ¡A Dios no le gusta que escriban con la mano del Diablo!.
Recuerdo que 500 eran la veces que tenías que escribir en un pizarrón gigante, con la mano derecha y perfecta caligrafía: "...Y esta sentado a la diestra de Dios, padre todo poderoso". Sin pausa prolongada porque sino recibías dos palmetazos por cada una de ellas.
Recuerdo el golpe seco, duro e inesperado de la palmeta del padre Mulder sobre el brazo de alguien cuando los pillaba escribiendo con la izquierda.
Recuerdo el temor de un niño que apretaba fuertemente su mano izquierda, mojada de sudor, porque esta a veces la traicionaba y cambiaba rápidamente a la derecha.
Recuerdo a la hermana Margaret en la clase de educación cívica corregir con un acto de siniestro amor si tomabas la copa y los cubiertos con la mano izquierda a la hora de comer. Al final ella te encubría y guiñaba cómplice.
Cinco eran los palmetazos que recibías si en la clase de catecismo eras pillado percinándote con la izquierda y diez si lo hacías en la misa de Lunes o Viernes. ¡Esa es la mano del Diablo!
El reverendo Mulder fue trasladado a otro colegio religioso de la Orden de María en Piura donde murió. En aquel severísimo y estricto colegio católico, apostólico y romano se respiró un aire de libertad. Se realizó un oficio religioso por la defunción del reverendo donde todos los zurdos se percinaron con la izquierda, los más grandes hasta comulgaron y un niño descubrió que era ambidiestro, como debió ser en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Imagen: Google
Música: Toccata In D minor – J.S. Bach
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